La primera huella
bordea el lago.
Son las patas de rana de las mujeres
que emergen del río
con tubos de oxígeno
y empuñaduras
se recortan entre la maleza de lo anfibio
hermanadas en la tarea
caminan hasta el círculo velado
de las mujeres pez.
(...)
Ellas quisieran que el acuario
guardara algo más
una corriente
que al envolvernos
nos llevara de vuelta
detenernos en un silencio de aire
apenas iluminado
y que al asomarnos al borde secreto
donde las mujeres pez se sumergen
recomencemos en el recuerdo
de las primera palabras.
Nosotras, las hijas
hacemos rondas nocturnas
y enredadas unas con otras
ensayamos cada vez
la misma forma de la espera.
“El lugar de lo mismo”, del libro Duelo, Ediciones En Danza.
bordea el lago.
Son las patas de rana de las mujeres
que emergen del río
con tubos de oxígeno
y empuñaduras
se recortan entre la maleza de lo anfibio
hermanadas en la tarea
caminan hasta el círculo velado
de las mujeres pez.
(...)
Ellas quisieran que el acuario
guardara algo más
una corriente
que al envolvernos
nos llevara de vuelta
detenernos en un silencio de aire
apenas iluminado
y que al asomarnos al borde secreto
donde las mujeres pez se sumergen
recomencemos en el recuerdo
de las primera palabras.
Nosotras, las hijas
hacemos rondas nocturnas
y enredadas unas con otras
ensayamos cada vez
la misma forma de la espera.
“El lugar de lo mismo”, del libro Duelo, Ediciones En Danza.
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