martes, 25 de mayo de 2010

Algunas reflexiones sobre los festejos de mayo

Recuerdo hace muchos años cuando Sarlo decía que internet era una revolución impensable. En ese momento ella tenía un look muy diferente al de ahora, con un mechón decolorado que le cruzaba la frente. La escuchábamos con devoción los sábados por la mañana mis amigas Gime, Lu y yo.
Hoy por hoy hay una revolución en marcha, sólo que se apoya en la vulnerable pantalla de televisión. Por ponerle un nombre casero, me arriesgo con este: mediatización de la política. Es más: la farandulización de la política y su vaciamiento de contenido. Y lo de ayer, esa disputa entre el 7 y TN por la fachada -es decir por lo que cada uno quería mostrar del festejo- fue muestra cabal. Podemos pensar que ambas decisiones, claro, son intervenciones dentro del campo de la política. Aunque me parece, que ya la política no es un campo per se, sino que no es más que lo vemos por la tele.
TN/13 mostró un Colón farandulero de la mano de sus estrellas/banderas: Mirta, Susana: lo peor. Como decía hoy Victor Hugo, detrás desfilaban directores del mundo gente que de verdad sabía lo que significaba la reapertura del Colón. El 7 mostraba su festejo, sobre todo folklore. La construcción que cada uno armó del público me pareció igual de pobre. Porque, convengamos, uno podría pensar: en la Argentina se está produciendo una revolución que finalmente apunta a la redistribución de la riqueza no sólo material sino simbólica. Y entonces, claro, la intelectualidad de Perfil, de un Tennenbaum, de varios blogs, y sites de opinadores, se empieza a ver vulnerada en su vena burguesa más profunda: "¿repartir de verdad? Y mejor no....." podría ser el pensamiento de quien se acomoda mejor en su silla. Entonces se cuestionan medidas como la irrefutable ley de medios. Una podría pensar eso, y decir, pucha, algo está pasando y estos tipos no quieren dar nada a cambio. Pero, la verdad es que eso tampoco pareciera ser lo que ocurre. Porque el socialismo más radical coincide en que las medidas K no son revolucionarias. ¿Qué es lo que pasa, entonces? Simplemente una puesta en escena de un discurso ¿político? sin nada detrás, donde la Presidenta llora cual Evita, Rodríguez Larreta discute lo indiscutible con gráficos y estadísticas, y se decide polarizar cualquier cuestión: o el Colón o la 9 de julio popular. ¿Acaso no está tan en boca de todos el proyecto de las orquestas juveniles, que data de muchos años -muchísimos más que los que lleva la desastrosa gestión Macri? ¿No es algo fundamental acercar la música clásica a la gente?; pero no desde una Valeria Mazza vestida por Valentino, vamos, eso es una pavada. Me inclino a pensar que se buscó otra gente para conducir el evento de ayer y nadie quiso ir, sino ¿quién explica a Denise Dumas? ¿Y las inscripciones en cada canal debajo de las imágenes? Digo: ni la oposición es lo que muestra TN/13/Clarín ni el oficialismo es lo que muestra el 7. Pero que desde la dirigencia se piense que la media de la gente sí puede comprar esa simplificación de discurso es realmente patético.
En fin. El tema, pienso, es el vaciamiento del lugar de la política, o mejor dicho, esta forma de hacer política como un lugar vacío. Lo que hay, lo que se plantea, es la edición -tan utilizada por los programas de tele- el corte y pegue, el disfraz; porque está muy bien el "Fútbol para todos" pero convengamos que como estrategia es por lo menos pobre o piensa un auditorio más bien limitado. Lo que hay del otro lado, bueno, ya sabemos: la tinelización.
Celebro que cada uno tenga que aclarar posiciones y ese es un logro de la política de medios del gobierno. Pero, preferiría no pensar a los periodistas como "formadores de opiniones". Son personas -más o menos honestas o más o menos deshonestas, más o menos interesantes o repudiables- que someten la realidad a un aparato de ficción. Una manera de ver el mundo, un juego de intereses, un empleador y hasta diría un estado de ánimo.
Hace mucho tiempo también, Nicolás Rosa terminaba una cursada de Crítica Literaria 3 y, mirando a los estudiantes que éramos muchos nos decía: "Siempre me llevo algo de mis alumnos en cada cursada, pero de ustedes me voy sin haber aprendido nada; no me llevo nada". Me pareció cruel, despiadado. Corría al pasillo, lo seguí y le pregunté, por qué había dicho eso. Rosa me miró, extendió su brazo en alto cual prócer y dijo: "Carolina, lea Stendhal, lea Flaubert, lea Balzac". Y se fue con ese comentario en la boca. Leí algo de Sthendhal y algo -un poco más de Flaubert. Me queda todo Balzac. Creo que lo mejor es dedicarse a eso: a profundizar.

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