lunes, 3 de septiembre de 2007

Poseerás pocas cosas, incluso libros


Hasta hace poco mi biblioteca era uno de mis mayores orgullos. La adoraba. A partir de esta mudanza -y con esto espero dar por terminado el tema o escribir un proyecto de investigación sobre "pormenores de las mudanzas" que no creo el CONICET apruebe- eso ha cambiado: el libro es también un objeto. Mágico si se quiere, perturbador en algunos casos pero un objeto más. Junta polvo, se desarma, pesa, es engorroso para el traslado. No veo el sentido de tener libros que hace años no leo, que ya no me interesan y que, de volver a interesarme están en alguna de las tantas bibliotecas de la Ciudad, incluso en la vapuleada Biblioteca Nacional que tan cerca me queda.

Así que hoy comienza mi liberación: adios a la acumulación indiscriminada de libros. Adiós al fetiche que ocupa espacio. Quiero poder moverme más liviana. Si de todas maneras, aunque suene a cliché, los libros son materia viva que está como una presencia que no necesita de lo fìsico. Como una visita. Que llega, se disfruta y se va. Y que uno sabe donde encontrar de necesitar verla de nuevo. Se salvan, por supuesto, aquellos que queremos tener siempre cerca. Como decía en otra entrada, el de Simon Armitage. O el de Marina Tsvietaieva, o Children's Corner de Arturo Carrera, o La Dicha, de Irene Gruss, o.... Y acá termino, porque si no comienzan los listados imposibles esos que hacen que uno se sienta resignado a recorrer el camino inverso y vuelva a llevar, uno a uno los libros de la pila de regalar/donar nuevamente a la estantería.

4 comentarios:

La fragua dijo...

Es como ocurre con la ropa: uno cree que tiene más de la que tiene, y las prendas que no usa, aunque sean lindas, aunque tengan su historia, interfieren el encuentro de las vigentes...
Con los libros es igual: la cantidad llega a obstaculizar el acercamiento a aquello que realmente convoca
Por otro lado los objetos de por sí pueblan el espacio de manera excesiva, y la sensación de poder despojarse, de tanto en tanto, es liberadora. Una mudanza es la oportunidad de hacer esos movimientos, con su cuota de duelo y de apertura a un nuevo orden, nuevas oportunidades...
Estoy sopesando el efecto dominó de estos comentarios tuyos: no voy a mudarme pero me dan ganas de acomodar, de mover, sacar, poner, trasladar.

Carolina Esses dijo...

Ay Anita qué lindo tenerte de lectora. Besos, te quiere, Caro

Anónimo dijo...

Hola
Llegue a tu blog por la Fragua. Me gustaron muchos tus poemas que colgo Ani. Aunque lo mio es la musica y no la poesia, pero soy buena lectoray la disfruto mucho
Volvere por aca. Uns aludo.

Carolina Esses dijo...

Gracias Ana Clara! Te espero.