Estuve leyendo varios del peruano José Watanabe (1946) durante estas últimas semanas, marqué varias páginas -ya lo dije, creo, en los embarazos se me da mucho más por leer que por escribir, cuánto más liberador es!- y me quedo con este. Todos somos animales incompletos...mitad monstruos: pesados y lentos, mitad veloces y etéreos.
La oruga
Te he visto ondulando bajo las cucardas, penosamente, trabajosamente,
pero sé que mañana serás del aire.
Hace mucho supe que no eras un animal terminado
y como entonces
arrodillado y trémulo
te pregunto:
¿Sabes que mañana serás del aire?
¿Te han advertido que esas dos molestias aún invisibles
serán tus alas?
¿Te han dicho cuánto duelen al abrirse
o sólo sentirás de pronto una levedad, una turbación
y un infinito escalofrío subiéndote desde el culo?
Tú ignoras el gran prestigio que tienen los seres del aire
y tal vez mirándote las alas no te reconozcas
y quieras renunciar,
pero ya no: debes ir al aire y no con nosotros.
Mañana miraré sobre las cucardas, o más arriba.
Haz que te vea,
quiero saber si es muy doloroso el aligerarse para volar.
Hazme saber
si acaso es mejor no despegar nunca la barriga de la tierra.
José Watanabe (de Historia Natural - 1994 )
domingo, 14 de junio de 2009
viernes, 12 de junio de 2009
Mis favoritas de todos los tiempos
Porque estoy por entrar en el mundo de Nick Hornby, comparto mis dos (quizás tres) canciones favoritas de todos los tiempos. No las escucho siempre, solo a veces. Hoy por ejemplo, me até el pelo a lo Amy Winehouse -quisiera ser por una noche Amy Winehouse- y escuché varias veces Time after time, de Cindy Lauper, versión Cassandra Wilson. (Para detalles sobre mi estado de ánimo, o el mood que acompaña esta canción en este día particular -después de todo esto se trata de un blog, hay que hacer honor al género- invito a leer cualquiera de las entradas de http://www.mexicomemata.blogspot.com ella lo ilustra mejor que yo). Por lo demás, aquí va una de mis tres favoritas.
Buen fin de semana largo.
Amy, for this night
Buen fin de semana largo.
Amy, for this night
Time after time
Lying in my bed, I hear the clock ticks and think of you
Caught up in circles, confusion is nothing new
Flash back, warm night, almost left behind
Suitcase of memories...
Time after
Sometime you pictured me, I'm walking too far ahead
You're callin' to me, I can't hear what you've said
You said, "Go slow, I fall behind"
The second hand unwinds...
If you're lost, you can look and you will find me,
Time after time
If you fall I will catch you, I'll be waiting,
Time after time
I turn, my picture fades, and darkness has turned to grey
Watching through windows, you're wondering if I'm okay
Secrets, stolen, from deep inside,
The drum beats out of time...
If you're lost, you can look and you will find me,
Time after time If you fall I will catch you, I'll be waiting,
Time after time
If you're lost, you can look and you will find me,
Time after time
If you fall I will catch you, I will be waiting,
Time after time
Time after time...
lunes, 8 de junio de 2009
Bucólicos
Ensayo
Al tercer día fueron al pueblo.
Tenés que ver esto, se decían el uno al otro
los pescados brillantes bajo el sol de febrero
los collares, el mar
con sólo levantar la vista y fijarla
en el final de la calle. Todo parecía coincidir
con sus expectativas de veraneantes,
poco ingenuos quizás
demasiado habituados a interpretar lo real
como si le quitaran el corazón a una nuez.
Ella se detuvo a mirar sombreros.
Eligió uno calado con piedritas azules
alrededor de la copa.
No había espejo, así que se dejó llevar
por su intuición
y a falta de evidencia
imaginó el juego de luces y sombras
que iría a proyectarse sobre su rostro
el tiempo que durara el verano.
*
Caminaron hasta el mar.
El hombre atravesó la rompiente
miró hacia la orilla
hacia la mujer, el niño o más allá
como si buscara medir distancias.
Ella hubiese querido
tener el cuerpo de otra mujer.
Nos ocupamos demasiado del alma
pensó, pero en realidad
se refería a la mente.
Esa noche frente al espejo
imaginó en lugar del suyo
otro cuerpo.
Y también se preguntó por su interior
¿era posible, otro interior?
*
La tormenta duró toda una noche.
El niño estuvo con su padre.
La madre se cubrió la cabeza con una manta
para evitar que los vidrios
al hacerse trizas, le lastimaran la cara.
Como era de esperar, el día sólo trajo lluvia
y el proyecto de una huida apresurada.
Pero una cantidad de cuestiones prácticas
impedían la salida. Era triste pensar en eso
mientras caminaban por la orilla, debajo
de la pesadez del cielo o daban vueltas
alrededor del lobo marino muerto.
*
Los libros que leyeron esos días les dejaron
un gusto amargo, de fracaso personal
o de fracaso grupal, colectivo.
Estaban lejos de la lírica y el amor les pareció
un artificio, una postal envejecida
sobre la que no habrían sabido qué escribir,
quizás algo así como: Queridos, el lugar es hermoso
el niño crece y disfruta del agua
del aire, de la arena, el tiempo a veces acompaña.
*
Partieron cuando comenzaba marzo.
El día pautado con los dueños
que llegaron para corroborar pérdidas,
roturas.
La casa había soportado intacta el temporal.
Sólo había que limpiar un poco los pisos
repasar el baño, en fin, prepararla
para los próximos inquilinos.
El auto que iba a llevarlos hasta el puerto
se atascó entre los médanos. Las ruedas
se hundieron en un gesto
que pareció de un inmenso desahogo.
El resto del viaje transcurrió sin sobresaltos.
Salvo para el niño que hubiese querido
un poco más de agua, aire y arena.
Al tercer día fueron al pueblo.
Tenés que ver esto, se decían el uno al otro
los pescados brillantes bajo el sol de febrero
los collares, el mar
con sólo levantar la vista y fijarla
en el final de la calle. Todo parecía coincidir
con sus expectativas de veraneantes,
poco ingenuos quizás
demasiado habituados a interpretar lo real
como si le quitaran el corazón a una nuez.
Ella se detuvo a mirar sombreros.
Eligió uno calado con piedritas azules
alrededor de la copa.
No había espejo, así que se dejó llevar
por su intuición
y a falta de evidencia
imaginó el juego de luces y sombras
que iría a proyectarse sobre su rostro
el tiempo que durara el verano.
*
Caminaron hasta el mar.
El hombre atravesó la rompiente
miró hacia la orilla
hacia la mujer, el niño o más allá
como si buscara medir distancias.
Ella hubiese querido
tener el cuerpo de otra mujer.
Nos ocupamos demasiado del alma
pensó, pero en realidad
se refería a la mente.
Esa noche frente al espejo
imaginó en lugar del suyo
otro cuerpo.
Y también se preguntó por su interior
¿era posible, otro interior?
*
La tormenta duró toda una noche.
El niño estuvo con su padre.
La madre se cubrió la cabeza con una manta
para evitar que los vidrios
al hacerse trizas, le lastimaran la cara.
Como era de esperar, el día sólo trajo lluvia
y el proyecto de una huida apresurada.
Pero una cantidad de cuestiones prácticas
impedían la salida. Era triste pensar en eso
mientras caminaban por la orilla, debajo
de la pesadez del cielo o daban vueltas
alrededor del lobo marino muerto.
*
Los libros que leyeron esos días les dejaron
un gusto amargo, de fracaso personal
o de fracaso grupal, colectivo.
Estaban lejos de la lírica y el amor les pareció
un artificio, una postal envejecida
sobre la que no habrían sabido qué escribir,
quizás algo así como: Queridos, el lugar es hermoso
el niño crece y disfruta del agua
del aire, de la arena, el tiempo a veces acompaña.
*
Partieron cuando comenzaba marzo.
El día pautado con los dueños
que llegaron para corroborar pérdidas,
roturas.
La casa había soportado intacta el temporal.
Sólo había que limpiar un poco los pisos
repasar el baño, en fin, prepararla
para los próximos inquilinos.
El auto que iba a llevarlos hasta el puerto
se atascó entre los médanos. Las ruedas
se hundieron en un gesto
que pareció de un inmenso desahogo.
El resto del viaje transcurrió sin sobresaltos.
Salvo para el niño que hubiese querido
un poco más de agua, aire y arena.
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