Concierto
Cada vez que los músicos terminaban un movimiento
mi padre aplaudía como si se tratase del final de la obra.
Nuestras manos –las de mi padre y las mías
generaban un ruido seco, arrítmico
fuera de lugar.
Te falta personalidad, me dice y sonríe.
Nací en Lavalle y Pueyrredón a pocas cuadras
del negocio que él compartía con uno de sus ocho hermanos.
No éramos propietarios, ni mi padre
ni mi madre ni yo.
Para comprar prefirieron otro barrio.
Lejos de Once.
En ese salto se elevaron mi madre y mi hermano.
Mi padre y yo quedamos suspendidos a medio camino
sin entender exactamente qué era lo que abandonábamos
o de qué podía tratarse el porvenir.
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