A ver: son las nueve de la noche y con la excusa de: voy a sacar del freezer una carne para mañana y apago la compu, no? me vine corriendo a la cocina y al cuartito que hay al lado del lavadero, es decir a lo que llamamos escritorio. Saqué la carne y estaba por apagar la compu cuando me encontré -es decir: me puse a mirar blogs vecinos y la encontré- esta foto en el blog de otra amiga, Mercedes Araujo. Todas las fotos que publica y que saca ella son buenísimas. Pero esta... es increíble. La textura del pasto, o deberíamos decir hierba, porque pasto es lo que hay en las plazas, en el fondo de casa, esto es como una sucesión de líneas dibujadas a plumín, con la dedicación del dibujante hiperrealista y después las cebras superpuestas a la minuciosidad de ese suelo, con sus rayas definidas, tan plenas de color. Ese contraste entre el fondo y la piel del animal, su relieve, hace de la foto algo impactante. Dos de las cebras miran la lente de Merce, es decir que ahora nos miran a nosotros. Son imponentes pero a la vez hay algo de hijos o de hijas en la manera en la que clavan esos ojos redondos y pequeños. El blog es cartas desde el jardín. Y dan ganas de que Merce me invite a ese mundo a tomar un té, prometo no pisar las margaritas, ni molestar demasiado al perro.
Ya sin excusas, o colmada mi curiosidad por esta noche, me voy a dormir.