Pedro Mairal escribió un texto lindísimo sobre la adolescencia que se puede encontrar en El señor de abajo. Creo que me crié en un ambiente parecido al de Pedro sólo que en lugar de rugby había que jugar al hockey. Y yo era de esas que, como él, esquivaba la bocha y corría de acá para allá como si jugara.
Pero algo más. Más tarde me dí cuenta de que los personajes del micromundo que es la escuela se repiten idénticos en todos los ámbitos de la vida. La literatura, ese espacio secreto que a muchos nos salvaba del bochorno deportivo o de tener la piel demasiado blanca (acostada sobre la lona, debajo de la sombrilla, escribía feliz mi diario) no se salva a sí misma. Ahí están esperando los mismos actores. Los mismos grupos. Manadas de personas detrás de cada texto. No uno y sólo uno, sino toda una cantidad de seres que incorporan o expulsan, que construyen constelaciones cerradísimas. Quizás porque solos se necesita ser descollante para brillar en el pequeñísimo mundo en el que nos movemos.
2 comentarios:
me obligaban a jugar al volley , a mi, que cuando crecí llegué al metro 58 y solo quería correr, dejaba picar la pelota y todos gritaban mi apellido, pero mis poemas y mis dibujos estaban en todos los bancos.
No leí el texto de Mairal pero transmitís el clima.
besos
Me encantó K.! Ese recuerdo de los bancos escritos...nos vemos mañana en la lectura! beso.
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